Cuando vivía Robert Altman era habitual que actores y actrices famosos le
solicitaran salir en sus películas aunque fuera unos minutos, o unos segundos,
es lo que en el argot cinematográfico se
conoce como un cameo. Algo parecido
sucedió cuando Terrence Malick después de estar veinte años alejado del cine y
del mundanal ruido decidió realizar “La delgada línea roja” que vio la luz en
el año 1998...
pero Terrence no se andaba con chiquitas, por muy famoso que fuera
el actor en cuestión, si decidía en la sala de montaje que ni apareciera en su
película pues corte y a otra cosa mariposa.
Este profesor de filosofía vino al mundo del largometraje en el año 1973 con
una película que pasaron varias veces por TV: “Malas tierras” y que a mí me
gustó bastante. Martin Sheen (anda que entonces se iba a imaginar que sería el
Willard de Coppola en la adaptación de “El corazón de la tinieblas “ de Joseph Conrad ) y Sissy Spacek ( la
futura Carrie) fueron unos chavalitos
que huían de la policía tras haber cometido un asesinato…
Después supe que había realizado, y aún en la década de los setenta, “Días del cielo” que fue nominada a varios premios oscar creo.
Cuando preparaba “La delgada línea roja” empecé a interesarme por este
director, más que nada por todo el bombo que le daba la crítica y porque
llevaba 20 años sin que nadie supiera dónde se había metido y porque no
concedía entrevistas, así que cuando la
estrenaron fui a verla con bastante interés y… me decepcionó. Naturalmente los
críticos la ponían por las nubes, nunca se había rodado una película tan
poética sobre la segunda guerra mundial etc, etc…
Años más tarde tuve la oportunidad de ver “Dias del cielo” y me gustó mucho,
la historia, la impresionante fotografía….. me encantó.
Luego rodó “El nuevo Mundo” la mejor
de sus películas bajo mi punto de vista, trata sobre una leyenda:
Pocahontas.
Y así llegamos a “El árbol de la vida” obra maestra según muchos y que a mi
no me gustó, una música bellísima (
lacrimosa Zbigniew Preisner) y unas imágenes que a veces parecían cuadros
en exposición. Confieso que, al igual que Sean Penn su personaje, no la entendí
o que la entendí demasiado,
para el caso
es lo mismo. No me emocionó, por momentos me aburría y a veces no sabía en qué
laberintos imaginativos transcurría.
Hace días que he visto su última: “To the wonder”, parece ser que
maravillosa, más
para mí un verdadero
tostón, vuelven las voces en off como en el árbol de la vida, pocos diálogos y
visualmente extraordinaria pero me aburre. El papelito de
Ben Afleck es para verlo, si ya de por sí es
un actor bastante inexpresivo en esta película ronda el paroxismo de lo
insípido…
Y termino diciendo otra barbaridad : Pienso que Terrence Malick sería un
excelente realizador de documentales.