martes, 18 de diciembre de 2012

De rouille et d'os



 Hace meses vi “Un profeta”,  un típico drama carcelario de muy largo metraje y que me gustó muchísimo, me fijé en el director, Jacques  Audiard,  y fue a través de él  como llegué hasta “De óxido y hueso”.

Es la relación entre un discapacitada física y un discapacitado para amar. 
 Ella es una domadora de orcas que pierde las piernas cuando realiza su trabajo, él un rudo boxeador  que,  con un  hijo de pocos años, trata de enterrar su  pasado entre  golpes y mamporros en peleas ilegales.  
  Ella es Marion Cotillard la musa del cine actual, él Matthias Schoenaerts.

Ella muy delicada, él un salvaje. 


La bella…  y la bestia.


Dicen que todos tenemos nuestro lado bueno y nuestro lado malo y es esa deshinibición del lado menos atrayente de los protagonistas lo que realmente realza sus personalidades tan opuestas.
La relación entre ambos se inicia debido al accidente sufrido por ella, antes nunca les imaginaríamos conviviendo.
Porque……dónde va a ir esa mujer  con un hombre así.  

Pues va …..a presenciar como la bestia lucha en peleas callejeras  donde todo vale para conseguir  unos euros.

 Va …a pedirle sexo porque necesita experimentar después de quedar mutilada.


Le pide …..volver con él  a la discoteca donde se conocieron pero ahora mostrando sus piernas ortopédicas demandando un reconocimiento, exigiendo un respeto. 
El no pide nada, se deja llevar por sus instintos, cuando pelea lo hace además de, por sí mismo,  porque necesita  ser.  
 Y es así como ella va siendo testigo de cómo  él trata de cicatrizar sus heridas mientras  ve improbable que las propias cicatricen alguna vez.
Y yo no veo romanticismo por ningún lado….. sino dos seres que aún tratando de acercarse no se encuentran.