Ordené sacar mi caballo del establo. El criado no
me comprendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y monté. A
lo lejos oí el sonido de una trompeta, le pregunté lo que aquello
significaba. El no sabía nada, no había oído nada. En el portón me
detuvo para preguntarme: —¿Hacia dónde cabalga el señor? —No lo sé
—respondí—. Sólo quiero irme de aquí. Partir siempre, salir de aquí,
sólo así puedo alcanzar mi meta. —¿Conoce, pues, su meta? —preguntó él.
—Sí —contesté yo—. Lo he dicho ya. Salir de aquí, esa es mi meta.
La partida Franz Kafka
El traslado desde el aeropuerto a la ciudad es de lo más
sencillo y barato, eso sí, llévate monedas para sacar el billete del autobús pues
la máquina expendedora no te acepta papel. Saca un billete de media hora 24 coronas, casi un euro (con eso es
suficiente), el bus te dejará en Dejvicka y allí coges el metro, el mismo
billete del bus te vale para el metro.
No cambies en el aeropuerto, ni en España, ni en ninguno de
los múltiples establecimientos que te lo ofrezcan. El mejor sitio para cambiar está
en la calle Kaprova, es un edificio que hace esquina, bastante visible, abierto
durante todo el día y cerca de la plaza Staromestské.
Para comer restaurantes con clientela mayoritariamente checa, como....
U Pikansu en la plaza Jungmannovo ( parada del metro en Müstek)
Tiene en el interior terraza cuyas paredes dejan entrever la ubicación de un antiguo convento.
U medvídkú que se encuentra en la calle Na Perstýné también
muy cerca de la plaza Jungmannovo, basta caminar por la calle Narodni en dirección
al Teatro Nacional y te lo encuentras. En este restaurante pides la cerveza Barrique
elaborada allí mismo.
Novomestsy Pivovar en
la calle Vodickova nº 20 donde ponen una cerveza negra elaborada por ellos
buenísima.
Ferdinanda en la
calle Opletalova (bocacalle de la plaza de Wenceslao) donde te ponen la mejor cerveza
de Praga la Sedm kuli y para acompañarla la especialidad de la casa: El
codillo. En Malá Strana hay otro Ferdinanda.
Para llegar a este restaurante te coge de camino el Hotel Europa cuya fachada es preciosa, pero por dentro lo es más y no es caro el menú.
También hay que probar un perrito caliente en la plaza de Wenceslao.
Para ver y escuchar.....
Praga tiene ese encanto que de pequeño imaginé y soñé…..y más.Sobre todo a las cinco de la madrugada
Praga tiene ese encanto que de pequeño imaginé y soñé…..y más.Sobre todo a las cinco de la madrugada
Y más jazz por la tarde...
y unas caipiroskas para coger fuerzas no viene mal.
Merece la pena que te saques
la tarjeta Prague Card (37 euros) y
entrada libre a palacios, el Castillo, Museo Nacional, Catedral de San Vito,
exposiciones de arte contemporáneo…….
va incluido un tour en autobús de dos horas
por la ciudad.
También hay que darle descanso a los pies y placer a los sentidos.....
Para protegerse del canto de las
sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la
nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos
navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por
las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la
pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles
y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado
a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de
cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas
con alegría inocente.
Sin embargo, las sirenas poseen un
arma mucho más terrible que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero
es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque
nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equipararse a la vanidad
de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.
En efecto, las terribles seductoras
no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo
sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en
el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas, les hizo olvidar
toda canción.
Ulises (para expresarlo de alguna
manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas cantaban y que sólo
él estaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la
respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos.
Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El
espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaron de su
horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo
más acerca de ellas.
Y ellas, más hermosas que nunca, se
estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían
sus garras acariciando la roca. Ya no pretendían seducir, tan sólo querían
atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.
Si las sirenas hubieran tenido
conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises
escapó.
La tradición añade un comentario a
la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los
dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que
esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de
las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en
cierta manera a modo de escudo.
El silencio de las sirenas Franz Kafka
Y a la noche el teatro negro ( no nos dejaron hacer fotos) y más jazz .....
Gratis en Jazz Republic de 9 a 12 de la noche solo
te cobran la consumición, está en la calle 28. Rijna muy céntrica también.
Cerca del puente Jiraskuv está el Jazz Dock donde
nos colamos una noche para asistir a la clausura del Czech Jazz Workshop.
Ay, si no fuera porque hay que coger el avión.....
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