Se quieren y se tienen que divorciar, y para ello él debe conseguir la dote ¿cazando serpientes vivas? Pero.... ¿Cómo es posible que la quiera tanto y solicite el divorcio? ¿No es algo contradictorio?
Este es Gharibian, interiormente destruido y yermo
Nazar¿qué vas a hacer ahora? ¿Quién te ayudará estando sólo en el desierto?
Una película de Asghar
Farhadi es un manifiesto, un pasquín ambulante proclamando a los dioses eólicos
su esperanza insoslayable en el hombre. En esta, su ópera
prima, y a diferencia de las otras tres que le he visto (comentadas
en este blog), no le da prioridad al diálogo como forma de expresión y
exposición, sino a un empacho de monólogos del protagonista que con el tiempo resulta ser incluso irritante para el espectador como lo será también posteriormente para ese cazador de serpientes hermético, inasible y
críptico, pero que por las noches duele de su dolor y se muestra, desérticamente vencido, en la más absoluta
soledad.
El enfrentamiento de estos dos personajes es la base del
desarrollo de una película en la que Farhadi
nos muestra que estando las creencias y la presión social por encima del sentir individual es con actos de amor (por parte de Nazar) y de enorme generosidad (la
del cazador) como las personas
encuentran , no la redención, sino los recursos y el
camino que conduce a la rebelión de los
sentimientos.
Soberbia la media hora final de la película, aunque sobran veinte minutos de la primera hora del
metraje.
Ya sólo me queda por ver dos de sus películas, su última: “El pasado” con Bérénice Bejo (la
protagonista de “The artist”) tengo unas ganas locas de verla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario