viernes, 1 de febrero de 2013

Las sesiones



Estamos inmersos en un modo de vivir, en el que, por diversas razones, apenas valoramos lo que tenemos, esa cotidianidad, esas horas que se tornan insensibles a fuerza de alejarnos de lo sensible, de nuestro yo, del saboreo continuo de ese pequeño mundo que te rodea y que te ata a ti mismo y todas  esas pequeñas o grandes cosas a las que apenas les damos importancia. 

Vivimos en la ansiedad permanente, en el deseo de lo no vivido aún, vivimos a velocidad de vértigo sin observar lo inmediato, sin reconocernos siquiera, sin mirarnos al espejo, sin dejar que aflore nuestra inocencia, nuestra capacidad de asombro por lo más natural, la capacidad de crear a través de nuestro sentidos…”Déjame tocarte con mis palabras porque mis manos yacen inútiles como guantes vacios…

 La película, que nos habla de todo ello, cuenta la relación entre una terapeuta sexual (maravillosa Helent Hunt) y un poeta que vive enganchado a un pulmón de acero (John Hawkes) que a su vez irá confesándole sus progresos sexuales a (Willian H. Macy) que asume un papel que está muy lejos del estereotipo de cura.
Película pequeñita, que pasará sin hacer ruido como lo hacen los propios protagonistas a través de la cinta, pero maravillosa en su concepción, en su desarrollo y en su mensaje.
  

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