No sé muy bien porqué en estos momentos se me vino a la
memoria aquellas noches de veranos en las que nos reuníamos, hasta las
tantas de la noche, en la plaza del pueblo para conversar, como se suele decir,
de lo divino y de lo humano, de fútbol, de las guayabas, de música (a veces
aparecía una guitarra), de cine, de nuestra infancia....... recuerdo como
algunos rememoraban aquel tiempo en el que de pequeños, contábamos
historias de miedo, de absoluto terror, y como, después de jugar al juego de
rigor, el que perdía tenía que ir a la puerta del cementerio y golpear la
cancela y salir corriendo preso del pánico porque los fantasmas del más allá (
y menos mal que nunca fueron los del más acá) corrían pisando los talones al
atrevido jugador . Nunca han dejado
de sorprenderme esas historias, aquí os
dejo una en la que una vez oída hay que dejar volar a la imaginación…..
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