Todo marcha perfectamente durante la crisis de los cuarenta, es lo que van mostrando los rostros de los personajes en su cena anual, sí, está todo controlado….
Pero qué poco es necesario para que se derrumbe esa vida feliz cómoda y burguesa, quizás una cena entre “amigos”, hablar de sí mismos, escuchar a los demás …..
Hace poco que vi “Pequeñas mentiras sin importancia” y esta película coral de Daniéle Thompson me la volvió a traer a la mente. No hay por qué compararlas, cada una tiene su encanto como a veces lo tiene el ser humano. Bueno pues si quieren asistir a como la apariencia va dejando paso a la verdad de cada uno de una manera elegante, hagan lo que yo y véanla.
Y ya sólo me queda la presentación del último personaje: El que da lugar a una secuencia inesperada y graciosa con un yerno que acaba de conocer.
Salud.
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