viernes, 29 de noviembre de 2013

Farhadiano



Bueno pues se cumplió mi sueño cinematográfico de los últimos meses, ya  vi  la última de  Asghar Farhadi. Absorto me quedé,  mirando fijamente el plano final, boquiabierto, viendo,  que no leyendo, los títulos de crédito, indagando si  la mano del cuerpo en coma está apretando el dedo del esposo infiel, hasta que aparece la pantalla en negro y te quedas volando en el mundo farhadiano, sabiendo que  ha dejado para ti la última elección, para que imagines, para que sigas la historia, mientras asumes que un instante puede cambiar una vida…..   

 “Le passé” es rizar el rizo del intimismo. Una vez que has visto  “Nader y Simin” y sobre todo “A propósito de Elly” no puedes pensar que este hombre vaya a darle  una vuelta más de tuerca a aquello que le inquieta y apasiona. Pero se la da.
 ¿Y cómo son las cosas? ¿Son realmente como las entendemos?  ¿Nuestras decisiones están basadas en la verdad o en nuestra verdad? ¿Es la realidad tal como aparece ante nuestros sentidos o se nos escapa imperceptiblemente?
 ¿Hasta dónde vas a llegar con tu cine Asghar Farhadi? 

Viendo “El pasado” disecciono los pensamientos de cada uno de los personajes y me siento irremediablemente atraído por todos y cada uno de los protagonistas, los dos niños, la adolescente,  el trío adulto y hasta por la empleada con quien concluye  ese puzle en espiral.
 El cine de Farhadi es un ir descubriendo mundos, el de cada personaje. Y es la fascinación de ese mundo lo que te atrae, lo que absorbe y hace que anheles saber más y más. Y es en el entrecruzamiento de todos esos mundos donde la fuerza de su cine se pone de manifiesto. Es maravillosa la construcción de cada personaje, desde los dos pequeñines hasta el dueño del bar. Hasta fabrica un personaje que no sale en pantalla, que no habla, pero que está latente en todo momento.

Espléndida, absorbente, cautivadora, pónganle todos los calificativos que quieran que, bajo mi modo de ver, aún faltarían algunos. 
“Le Passé” es Farhadi en estado puro, es la matemática perfecta de los sentimientos llevada al cine. ¿Qué dicen que no emociona? ¿Y qué? Se emocionan los personajes. Su apuesta no es el melodrama, es el drama, su apuesta es la vida misma, el teatro de la vida….  

viernes, 22 de noviembre de 2013

Hierro 3



No, no le dijo eso de….y si te quieres venir trae una copa de vino.

No le dijo nada, se montó en su motocicleta y esperó.  Porque tal vez ella podría estar dispuesta a dejar su hogar para iniciar un viaje hacia hogares prestados, a dejar el maltrato de su pareja aunque fuera  para huir hacia el maltrato de una sociedad represora. Esperó por si a ella, en ese momento, le invadiera ineluctablemente ese ansia de libertad tantas veces abortada y subiera. 

Y en medio de un silencio solemne subió. Y se empaparon de  carretera dispuestos a bailar el rock and roll a medias….
 Atrás quedó el verbo pertenecer, por delante  se expandía  su pequeño universo sin ataduras ….. 

“Hierro 3” además de ser un palo de golf es el título de una película del coreano Kim ki-duk en la que básicamente utiliza  el silencio como recurso narrativo sobre un tema universal e imperecedero más ….. es la forma tan original de tratarlo  lo que hace  que sorprenda y congratule.
 Un errante motero  que habita en hogares mientras sus dueños están ausentes. No roba, no saquea, duerme, se baña, lava su ropa, ve la TV, repara electrodomésticos averiados…. 

Una esposa maltratada y deshubicada (¿o es sin h?)…..

Una sociedad que no permite que se alteren sus normas no escritas…..

Un espectador para descubrir sensibilidad y poesía…
 
Y ya está servido  el cocktail, aunque si te quieres venir ya sabes.... trae una copa de vino. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

martes, 5 de noviembre de 2013

Querido Sam, entrañable Peckinpah



“Compañeros mortales” es la única de las películas que me faltaba por ver de tu filmografía, curiosamente la primera que hiciste. Después de verla no pude por menos que bajar a tus infiernos dorados.
Y bajé...

Cabalgué hacia un duelo en la alta sierra entre manantiales de agua fresca bajo el manto crepuscular de unos horizontes donde los héroes fueron sustituidos por perdedores de por vida. Nos mostraste, entre otras sabrosas escenas, el fundamentalismo religioso más rancio y vomitivo junto a  la amistad traicionada y luego recuperada en situación límite que es cuando de verdad afloran los verdaderos sentimientos. El viejo oeste moría, los tiempos cambiaban… 

Sin tiempo cinematográfico para respirar me embarqué en la aventura del Mayor Dundee donde volviste a enfrentar a dos amigos que, aunque unidos hasta atrapar al indio Charriba,  sobreviven por caminos opuestos. Ay de esos  tus caminos polvorientos y  sin límites….
 Te busqué, en Pat Garrett, adaptándose a los nuevos tiempos,  persiguiendo y asesinando a su antiguo amigo Billy (el inadaptado por excelencia de todo tu inadaptado cine) pero muriendo interiormente  mientras abría fuego hacia  su propia  imagen en el espejo. Entretanto sonaba la música de Bob Dylan llamando a las puertas del cielo… 
 Después me dirigí  hacia tu obra maestra contemplando a unos forajidos entrando en un pueblo y  robando un banco para dar  lugar a una de esas escenas por las que llevas el sobrenombre de poeta de la violencia.  Pero la poesía, tu poesía no está en las imágenes ralentizadas de muertes con sangre fácil, está en ese grupo salvaje saliendo del poblado mexicano. Esos ladrones de trenes y de bancos,  son despedidos como  reyes corporales de un  Olimpo desértico, agonizante, decadente, alacranesco. 
 Tú, suicida de alcohol y drogas, rodaste el suicidio más hermoso de la historia del cine cuando los cuatro delincuentes bajo el pretexto de liberar a su amigo de las garras del general piensan por lo bajini: ¿Y por qué no?.
 Después visité la inhumana violencia de unos perros de paja enfrentada a la violencia interior del matemático cabezota….. no pude ver al gran Warren Oates en su papel protagonista del digno poseedor de la cabeza de Alfredo García pero sí que mi vista alcanzó ese desierto donde  Cable Hogue encontró agua, puta y sacerdote que sermoneara su muerte.  Nunca vi una cara de pillo más asombrosamente seductora y entrañable que la de Jason Robards en esa cinta, en la que por cierto, y no me había dado cuenta hasta que volví a verla de nuevo, el nombre de Hildy aparece en una escena graciosa y tierna. 

Cuanta rabia me da  que al hablar de ti me respondan con el “ah sí, el de las películas violentas”… ¿Es que alguien ha descrito con más exactitud la violencia interior del ser humano? ¿O el fin del salvaje oeste ante el avance irreversible de la “civilización”? (Ford mediante)  ¿O una mirada más llena de ternura como la de Cable Hogue hacia Hildy?

No hay palabras para escribirte Sam, mi folio en blanco día tras día se negaba a ser invadido por este perro de paja de las teclas. Así que discúlpame por mi atrevimiento. 
 Perdedor que ensalzaste a los perdedores,  que inculcaste un código de conducta moral  a los  parias y  asesinos,  a los que normalmente en las pelis llamamos  los malos…. siempre serás uno de los grandes,  pero también uno de los nuestros.