viernes, 18 de enero de 2013

El gran Gatsby



Se acerca Gatsby… 

Hace pocos días asistí  obligadamente a la proyección de “El gran Gatsby”, película de Jack Clayton con guión de Francis Ford Coppola y protagonizada entre otros por Robert Redford,  Mia Farrow  y Sam Waterston.

Hacía mucho tiempo que la había visto y apenas la recordaba. 

La película refleja con maestría una época: Los felices, desenfrenados,  decadentes y corruptos años veinte de la alta clase social de  Nueva York.

Gatsby representa el sueño americano, amasa dinero ilícitamente y lo gasta haciendo alardes de riqueza en las fiestas nocturnas de su gran mansión, en las que curiosamente no participa, pues su único objetivo es recuperar  el  amor de un verano de su juventud:  Daisy.
 Nadie se explica la obsesión de Gatsby por la frívola y superficial Daysy pero… ¿es que acaso existe fuego o hielo capaz de competir con lo que un hombre alberga en su corazón?

De todos los asistentes a la proyección yo era el único que no había leído el libro de Scott Fizgerald. Anoche aparqué el libro que estaba leyendo de  Carmen Rigalt porque, navegando por aquí, encontré a Gatsby y desde el comienzo me ha cautivado….

“Cuando regresé del Este en el otoño sentí deseos de que el mundo estuviera de uniforme y con una especie de eterna vigilancia moral; no quería mas excursiones desenfrenadas con atisbos privilegiados al corazón humano. Sólo Gatsby, el hombre que presta su nombre a este libro, Gatsby, el hombre que representaba cuanto he desdeñado desde siempre, estuvo eximido de mi reacción. Si por personalidad - se entiende una serie ininterrumpida de gestos exitosos, entonces había algo fabuloso en él, una sensibilidad a flor de piel hacia las promesas de la vida, como si estuviera vinculado a uno de aquellos intrincados aparatos que registran terremotos a diez mil millas de distancia. Esta sensibilidad nada tiene que ver con la amorfa capacidad de impresionarse que adquiere categoría bajo el nombre de temperamento creativo era, más bien, una extraordinaria disponibilidad para la esperanza, una presteza para el romance que jamás he encontrado en nadie y que probablemente no vuelva a hallar jamás. No.... Gatsby resultó bien al final; fue más bien aquello que lo devoró, esa basura hedionda que flotaba en la estela de sus sueños, lo que mató por un tiempo mi interés por las congojas intempestivas y las efímeras dichas de los hombres”.

Próximamente se estrenará  una nueva versión de esta novela, esta vez dirigida por Baz Luhrmann  ( sí, el que dirigió Moulin Rouge) y con Leonardo di Caprio de protagonista, así que parece que…… se acerca Gatsby .    

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