Ayer se despidió en el Sanchez Pizjuán al más grande, a una leyenda viva no
sólo del sevillismo, sino de la ciudad de Sevilla.
Frederic es tan humilde y tiene un corazón tan grande que quiso que los
protagonistas de su homenaje fueran sus niños de Africa, sus niños de Mali.
Todo lo que se recaudó en el partido, todo el importe de las casi cien mil
llamadas que se hicieron lo metió dentro de un balón de fútbol junto a su corazón
y de un patadón prodigioso marcó su último gol en las redes de Bamako.
Y que por el contrario nos despertemos leyendo, y almorcemos viendo en la
tele, que un gilipoyas sigue estando triste…..qué país.
El Arrebato le dedicó una canción cuyos derechos van destinados a la fundación Kanouté. Detallazo.
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