Hay películas
que te dicen: “Si lo quieres lo tomas y si no lo dejas, ya sabes lo que hay”. Son
las películas, por ejemplo, de género. Por el contrario hay películas inclasificables,
podrían ser las del cine de autor, también por ejemplo. Algunas juegan contigo
durante un buen rato hasta que tú decides apartarte o inmiscuirte. Estas
últimas se exponen a todo tipo de críticas y de alabanzas al
mismo tiempo. No tienen término medio, a nadie deja indiferente.
“Youth” es
la película que después de muchos meses alejado de uno de mis vicios me
reconcilió con el cine. Hay películas que simplemente te tocan y es un toque
que te quema hasta que la llama te invade las entrañas. Y sabes que ya estás
atrapado.
Mientras contemplas
escenas de “Youth” al mismo tiempo empiezas a recordar escenas de tu propia
vida (o malrecordar, pues el pasado es un túnel donde a veces se divisa lo muy lejano),
formas de mirar voluptuosamente que asaltan la memoria, frases que te vienen
como anillo al dedo para expresar lo que sentiste o sientes o lo que, tal vez
en un futuro no muy lejano, tengas hasta miedo de sentir.
Cuando el
pasado se hace largo puede convertirse en una herida sin curación posible a la
que hay que mirar de frente como un reto o con sumisión. Tú eliges….
El pasado,
la vida, está lleno de momentos, algunos, con el tiempo, no significan nada,
otros, por el contrario pueden ser la esencia de la propia vida, de una
maravillosa vida tal vez, o de una absurda existencia sin ulterior sentido.
Hay un
director de orquesta al que le invade un vacío sideral, un director de cine que
no se da por vencido y aún busca su obra maestra como forma de mantener la
llama de la pasión.
Dos viejos
contemplando a Miss Universo….. dos vidas, un instante.
¿Qué sentido
tiene la vida? Tantas veces nos lo hemos preguntado como tantas hemos escapado
de la pregunta. Lo insondable, lo mágico, lo indefinido, una actitud…….. “La juventud”.
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