El cine es maravilloso porque entre otras muchas cualidades tiene la
facultad de expresar sentimientos a través
de imágenes…..y de provocarlos.
Ver sentado a Virgil en la taberna (¿existirá realmente?)
instantes después de haberse instalado en esa casa frente al reloj astronómico
del ayuntamiento de Praga te provoca tanta ternura….
¿Pero cómo puedes esperarla Virgil? Te han estafado, te ha
destrozado, te lo han quitado todo. Tu ángel azul voló llevándose consigo a
todas esas mujeres a las que habías idolatrado y amado durante toda la vida, se
llevó todo lo que poseías, te dejó
desnudo, vencido, muerto….
Y es que ya se sabe….. sin que uno se dé por enterado un
día es una forma de expresión, otro una pared odiosa que le impide ver, otro el
sentir sus propios pasos acelerados hacia la cancela y hacia una voz cada vez
más anhelada. Y cuando la contempla ya sabe que se enamoró de un gesto antes de verlo, de una mirada
antes de sentirla, de un cuerpo antes de desnudarlo, de una mujer antes de
conocerla, de una sonrisa antes de sonreírla…..
Nunca he visto una película de Tornatore. Cinema Paradiso
(la primera y única) no la vi completa, solo la mitad y poco más, no me gustó
la sensiblería cursi de engañabobos en la que me quiso envolver con el pretexto
del amor al cine. Esta comencé a verla porque quise ver actuar a uno de mis
actores favoritos: Geoffrey Rush , y como cuando le ves te fascina pues seguí y
seguí, hasta que me di cuenta de que la historia me intrigaba, que la película
estaba muy bien hecha, que la música (del gran Ennio Morricone que tanto me emocionó en
“Erase una vez en América” ) me envolvía y me llevaba hacia las imágenes hasta hacerme sentir muy a gusto viéndola, y
así fui haciéndome cómplice de Virgil en sus visitas a la mansión……..
Por eso ahora quisiera poder volver a Praga deseando que
exista esa taberna llena de ruedas dentadas, y al entrar, desviar la vista hacia
el rincón, hacia un Virgil posible sólo en mi imaginación, y verlo allí,
esperando, y mientras espera: “ Y sin embargo es mucho haber amado, haber sido
feliz, haber visitado el jardín siquiera solo un día….”