miércoles, 2 de abril de 2014

Guillaume y los chicos. ¡A la mesa!



La búsqueda de la propia identidad es un largo y angosto camino, es casi el objetivo de una vida. Muchos se quedan aparcados durante la travesía  sin saber que es la propia senda la que les identificará, otros continúan descubriéndose…
Guillaume inicia su itinerario en la película en un teatro. Vemos  como sale  al escenario y es entonces cuando escuchamos la primera palabra de la película:  ¿Mamá? . La busca sí, cual Edipo desamparado, la ve aparecer en todos sitios, su mamá es su punto de referencia, es su amor. Porque su mamá y él se aman más que nadie….
Los caminos de mamá son inescrutables y por eso envía a Guillaume a La Línea de la Concepción, y es que….. ¿por qué no puede uno comenzar a  conocerse a sí mismo bailando sevillanas y levantando la pierna al darse  la vuelta en la tercera?  
 Imita a su madre cuando se sienta, cuando anda y, hasta cuando habla, quería ser una chica, quería ser femenino, así que intentó apropiarse de su madre entre edredones nocturnos.
El  padre quiere que haga deportes de chicos: Fútbol, boxeo, lucha grecorromana…. Cree que  por no contrariar al esposo, es  por lo que su madre no le compra ropa de mujer.
Fue pasando por una cárcel turca, por una cancha de cricket donde la gente lleva pavos con correa sin que nadie diga nada, y allí, en el dolor por el  rechazo de quien creyó su primer amor  descubrió que tenía que hacer el servicio militar….
Después cuando el mundo le mostraba cual debía ser la esencia de su yo y tras dos vanos intentos, se encontró de pronto con una polla de frente, se acordó de Inglaterra y comprendió que todo lo hizo por miedo y que lo que más le aterraba era cabalgar, de modo que montó al caballo hasta sentirse liberado…..
Días más tarde, en una terraza se enamoró y mientras la miraba a ella,  en ese instante, en ese preciso momento, cuando estaba declarandose a todas las mujeres del universo, se mezclaron  en su cabeza un montón de frases, muchísimas, hasta esa frase tantas veces oída a su madre y  que ahora la decía su amiga Clemence:  “Guillaume y los chicos ¡A la mesa!”.  
Bueno pues ya os he contado la película. Una película escrita, dirigida y protagonizada (hace el papel de madre y de hijo) por una persona con una sensibilidad exquisita.

“Dicen que para hacer una película hacen falta una mujer y un revólver. Pues, en mi película, a la mujer la interpreta un hombre, y el revólver es un edredón. Pero también dicen que para hacer una película hay que hablar de lo que se conoce. Y yo conozco a un hombre que, armado con un edredón, puede ser una mujer muy bonita. ¿Verdad mamá?”
Guillaume Gallienne

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