martes, 11 de junio de 2013

Una historia verdadera



¿Tú has sentido el placer de mirar? No algo concreto que te  parezca hermoso o atrayente,   no a una Monica Bellucci ni a un Jude Law sino mirar simplemente. Pues es  eso  lo que le noto al protagonista de esta  historia verdadera,  su mirada, su gran mirada, su humilde mirada, su enternecedora mirada, su mirada de siglos, su mirada al Universo estrellado, su magistral mirada haciendo importante a todo aquél que se cruza en su camino, su mirada al pasado, a aquellos  compañeros que siguen teniendo  la  cara  de entonces mientras él  continua  viendo  la suya envejecida.  El singular placer de mirar….
 Es una historia de reconciliación, va a buscar a su hermano que se encuentra a más de quinientos kilómetros de distancia  para hacer las paces pero en realidad lo que quiere es reconciliarse consigo mismo, con la vida.
 Es una historia de necesidades,  la necesidad de hacer el viaje  a su manera, para que cuando su hermano le mire sepan que no hacen falta ya las palabras, sino la mirada, recobrar esas sus tan necesarias  miradas de antaño hacia el cielo estrellado, como cuando eran críos,  esperando la madrugada...  
 Una historia verdaderamente épica sobrada de lirismo.
 Que nadie espere ver al David Lynch de “Blue velvet” , “Corazón salvaje” o “Mulholland drive” . “Una historia verdadera” quedará en la memoria como un clásico, como una película de las de antes, lineal, sencilla y encantadora. 
 Y que no te pase como a mí, que veía las fotos de este hombre viajando por la carretera  en la cortadora de césped y me imaginaba una  historia tediosa,  así que fui postergando el visionado durante años  hasta hace un par de días.  
Por cierto la historia es verdadera.

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