Baxter, sentado en el banco porque hay alguien en su apartamento.... ¿Quién tendrá las llaves?
Le han trasladado. ¿Un ascenso? ¿Tendrá algo que ver el apartamento en ello?
Aquí lo tenemos junto a una ascensorista del edificio de la compañía de seguros donde él trabaja, ¿cómo se llama la chica...? Ah sí, Kubelik.
El jefe de personal de la empresa de Baxter charlando con Kubelik, bueno... quizás discutiendo.
Baxter utilizando la raqueta de tenis como escurridor, los objetos cobran importancia para describir al personaje: Las llaves, los pañuelos, el inhalador, la calculadora, el espejo...
La fiesta de Navidad, en esta secuencia se muestra de manera magistral el nudo de la película.
Me gusta mirarme en él porque así me veo tal como me siento.
Y tú Baxter .....¿cómo te sientes?
Final tradicional: Juegan a las cartas porque el amor es una interminable partida de cartas
Final amargo: Se ponen a jugar a las cartas… ella, quizás, porque no le quiere, Baxter porque la quiere demasiado.
No sé como clasificar a esta película, no es una comedia ni tampoco un drama, digamos que pertenece al género Billywildero. Cuando la vi por vez primera ni sabía quién era Billy Wilder, no tenía entonces ni idea de los buenos ratos que me haría pasar este hombre en el futuro. Con películas como “Perdición”, “El crepúsculo de los dioses”, “Sabrina”, “Con faldas y a lo loco”, “La tentación vive arriba”, “Bésame tonto”, “Un, dos, tres”, “Testigo de cargo”, etc… disfruté muchísimo y descubrí un sello, el sello Billywildero.
En la película hay tres personajes entrañables y un cuarto, el encarnado por Fred Mc Murray, odioso. Digo yo que quién no va a querer al enfermar ser atendido por el doctor Dreyfuss o quién no va enamorarse al entrar en un ascensor y ver a Kubelik…. Y del personaje de Jack Lemmon ¿qué decir?, un tipo simplón, que al principio cae mal por utilizar su apartamento como plataforma para su ascenso laboral, pero que después nos va ganando poco a poco y cuando se enfrenta al jefe y le dice que nones, entonces….en ese momento, yo creo que todos fuimos Baxter, porque quizás en algunas ocasiones pasamos por similares circunstancias y dijimos no, porque el jefecito se lo merecía y nosotros merecíamos verle su cara de asombro y de incredulidad cuando esa llave se le escapó de las manos para siempre.
Una película, en la que a pesar de acabar bien (¿acaba bien?), sales con una mezcla de sabores, entre dulce y amargo diría yo….
Sigue poniendo peliculones como éste, enhorabuena por tu nuevo blog
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